martes, 12 de mayo de 2009

...Mi no inspiración

A ti, sobre ti, mi no inspiración.


Papel sucio lleno borrones, déjame escribir... Déjate llevar por el sentimiento que me deje aflorar esto que siento, ansias necias por contarte algo, lo más mínimo, aunque no hable de nada, de amores, de piedades, tal vez de carnavales, déjame contarte si odio y el porqué.

Con toda la fragilidad que te rodea, déjate mecer por el carboncillo de mi lápiz, cansado y aspero de escribirle nada a nadie, y de contarle mentiras a ojos que no me han leído jamás...

Déjame que sacie, sobre ti, mi sed de desahogo, porque siento que me ahogo, si no tengo nada que escribir, este nudo, que hace en mi estómago, dejando mudas la palabras y sordos los oídos para escucharlas... Este corazón roto, que llora en soledad tras los barrotes de la ironía traicionera, que rinde homenaje a mi sílabas rotas, por el dolor que les provoca, no ser oídas por nadie, pues todo lo que pienso, digo y quiero termina convirtiendose en polvo, cual arena del reloj, y no digo que con mis textos, se hagan relojes de arena, porque por ellos no pasaría el tiempo malgastado por la horas que le presto al silencio, pensando en todo y nada y dejando vacías las ilusiones profundas, que a veces tiene mi pequeña alma, desterrada del sentimiento, desde hace mucho tiempo, sólo por incompentente y derrotista.

¿Cuántas batallas habré perdido contra ti, gastado cuaderno?... ¿Cuántos por qués que nadie me responde?... ¿Cuántas lagrimas por tus bordes?... ¿Cuántas penitas, cuántos amores?... Dime, sucio cuaderno, mi mejor amigo, mi más fiel compañero, mi confidente, mi suspenso, mi sobresaliente... Mi más preciado enigma, dime, ¿por qué si no escribo se me cierran los sentidos, y no hay nada en este mundo, que me habra las puertas de estas paredes frías y sangrientas que más me aprietan y me aprietan oprimiendome casi hasta la locura más sincera?... No lo sabes, ¿verdad amigo?... No, realmente, tú no tienes más vida que la de mis poemas e historias, tú no sabes más que lo que yo te cuento, tú no tienes mis respuestas, tú conoces las preguntas que mis manos escriben atentas, tú no sabes nada, sabes lo mismo que yo...

Y yo jamás supe nada...

1 comentario:

Beelzenef dijo...

Todo lo calla, todo lo siente, lo vive y a la vez lo clama por todos lados. Se deja desgarrar, arañar y acuchillar. Tan solo unos pocos escuchan el agudo grito que desprende al romperse: son las palabras, que mueren quemadas a mitad del camino.

De los mejores que he leído, de tu mano, mente y corazón, las tres armas del escritor.