jueves, 2 de junio de 2011

Ansiedad.

Ese sentimiento ansioso con el que podrías evaporar toda el agua del mar y barrer todas las playas del mundo... Prodrías aspirar las estrellas de un sorbo, exprimir el sol como si fuera un limón, hacerte un cóctel de coco con la luna si fuera preciso... Olvidas qué es el sueño... Ansiedad... Esa es la única palabra que se repite en tu cabeza... No puedes parar de comer, ni de pensar, aunque en realidad no estás pensando en nada... No podrías dejar de fumar, pero no fumas, y aunque a veces lo hagas, te harta... Maldito sabor a tabaco... Nunca me va a besar si sigo así...
Te haces preguntas de todo tipo a las cuales nadie podría responderte, ni tú ni ninguna otra persona.. Sentirte patético es algo muy absurdo... Todo parece dar mil vueltas, nadie te entiende, tú tampoco entiendes nada... Quieres dar una oportunidad al caos... Pero, ¿a cuál? Ya vives sumida en un caos... Tu pregunta constante es dónde meter la cabeza, no sabes si para respirar o para dejar de hacerlo... Nada tiene sentido, nada... No tienes ganas de nada, y eso lo más triste es que no es nada nuevo.
Es esa maldita sensación de haberte sentido lleno por un momento un momento muy corto, muy suave, ha sido solo una esquina de lo que se podría considerar una habitación entera... Pero te hubieras arrancado la piel de la yema de los dedos por esa maldita esquina... Porque ese momento no acabara, porque no fueran las ocho, porque fueran otra vez las siete y media... Luego para que no fueran las once, si no las ocho y media.. Y más tarde para que no fueran las nueve, si no otra vez las siete... Tiempo... Pobre tiempo, él ni siquiera es el culpable...
La culpa no es nadie... Ni del tiempo, ni mía, ni tuya, ni de nadie... Las cosas pasan de forma inevitable... ¿Arrepentirse? ¿De qué?... Solo me arrepentiría de ser como soy, y de saber que aunque parezca que no las cosas se van a quedar de nuevo flotando, como las motas de polvo... O nadando como las partículas de agua... O en el vacío, para que nadie pueda tocar lo que nos pasa... En cualquier caso, nadie iba a entenderlo, y no me suena a nada nuevo que alguien no entienda lo que siento... Normalmente, nadie suele entenderlo.

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Qué tendrá la princesa?

Y la princesa vivía,
en su castillo de cristal,
en el quedaba exenta
del amor y del dolor,
de la desgracia y de la pena
y por eso la princesa solía andar descalza
sobretodo en las noches de luna llena.

Se olvidaba de la vida,
y más de la que estaba fuera,
solo veía a través de los muros
de su palacio sin piedras...